El investigador Percival Lowell fue el partícipe quien denominó en 1906 Planeta X o Nibiru a un hipotético planeta, cuya eventual existencia en los confines exteriores del sistema solar fue motivo de debate académico y búsqueda por medio de instrumentos astronómicos.
Se esperaba que su existencia diera a conocer principalmente ciertas perturbaciones de las órbitas de los "gigantes de hielo", Urano y Neptuno, que no eran comprensibles considerando la influencia de los demás cuerpos ya identificados del sistema solar y las masas que se les atribuían a estos cuerpos celestes, según los datos disponibles en esa época. Fuera del ámbito científico, también han circulado ideas, planteadas por escritores o investigadores aficionados, sin evidencia instrumental o teórica como base, o incluso fundando sus afirmaciones en supuestas revelaciones paranormales de carácter apocalíptico, sobre la existencia de lejanos planetas gigantes en el sistema solar.
La última amenaza de apocalipsis afirmó que un cuerpo desconocido llamado Nibiru o Planeta X pudiera haber chocado con la Tierra el 23 de septiembre de 2017. Aquella profecía, que se hizo pública hace algunos años, asegura combinar astronomía, investigación científica y pasajes de la Biblia para respaldar su predicción.
Me parece fascinante la idea de un posible planeta que se desconocía y que gracias a él se creen diferentes ideas hipotéticas que son capaces de crear mitos o verdades falsas o verdaderas para nosotros, solamente podremos saber la verdad cuando tengamos una mayor tecnología en nuestras manos. Cuando llegue aquel momento sabremos la verdad de todo.